“La usurpación de los territorios mapuche, la depredación sin límites del medio ambiente y la pobreza de todo un pueblo, es el resultado de una constante histórica: la acumulación de riquezas”.
Actualmente, en nuestro wall mapu, operan una gran cantidad de empresas forestales transnacionales, las cuales continúan con el arrinconamiento de las comunidades, entre ellas se encuentran: Bosques Arauco S.A., Mininco S.A., Millalemu y Volterra, entre otros. Por su parte, la hidroeléctrica ENDESA (España), que se proyecta como monopolio a nivel del continente sur, aplasta sin contemplación la vida mapuche Pehuenche. Por otro lado, las empresas de inversiones e inmobiliarias presionan a mapuches ribereños de mares, lagos y ríos para desarrollar zonas turísticas. A esto se suman, además, los diversos proyectos orientados e implementados desde el Estado para allanar el proceso de inversión capitalista en nuestras zonas, como por ejemplo la carretera de la Costa.
La transnacionalización de la economía con su correlato de acuerdos (APEC, TLC, MERCOSUR, etc…), no harán más que agravar nuestra situación, más aún cuando este proceso trae consigo la entrada de dinero del narcotráfico y con ello la corrupción y el tráfico de influencias.
El resultado, es la mantención de un estado de dominación, en donde se evidencia el compromiso del Estado chileno con un modelo de desarrollo neoliberal que condena la existencia del pueblo mapuche, lo que hemos denominado la nueva invasión, la del poder económico.
Paralelo a este proceso de inversión transnacional, se desarrolla un cuadro socio político y jurídico funcional a este, a través del Decreto Ley 2.568 y la actual Ley Indígena 19.253 cuyos fundamentos históricos y jurídicos se basan en la ocupación militar del territorio mapuche a fines del siglo XIX.
Según el documento “Planteamiento Político-Estratégico de la Coordinadora de Comunidades en Conflicto Arauco-Malleco (C.A.M.)» de Marzo del 2000, se desarrolla un análisis de los sujetos involucrados en el conflicto mapuche:
a.- El Pueblo Mapuche.
Que producto del estado de dominación y dependencia, existe una gran heterogeneidad de posiciones y a la vez gran desesperanza dentro del Pueblo Mapuche, lo que se manifiesta en inmovilismo. Lo anterior, no ha permitido levantar propuestas desde una perspectiva propia, por lo que la mayoría de las organizaciones existentes persisten en actuar dentro de los límites institucionales, viendo por ende, frustradas sus aspiraciones. Contrario a esto, las movilizaciones de las comunidades en conflicto han generado un mayor nivel de conciencia de los aspectos históricos, políticos y culturales involucrados en este proceso. De esta forma hoy día existen mayores grados de organización que tiene como base las comunidades y en donde la representación la tienen los Lonkos. Más importante aún es la reactivación de elementos culturales e ideológicos mapuche que permitirán la construcción de un proyecto de liberación propio.
b.- El Estado chileno.
Ante los conflictos de tierras, el Estado privilegia los intereses políticos económicos, es decir, hace todo lo posible por mantener la estabilidad política y el crecimiento económico, aún a costa de sacrificar al Pueblo Mapuche. El Estado ha puesto a la economía como el eje ordenador de los diversos aspectos de la vida del país; con los argumentos políticos-económicos busca insertarse competitivamente en el ámbito internacional, sobre todo en el marco del proceso de transnacionalización de la economía, donde el sistema capitalista-financiero no tiene límites ni fronteras. Se sostiene que no hay otras alternativas de inversión y que las comunidades no se verán tan afectadas con las “compensaciones” que se ofrecen y que, a nuestro juicio, no resuelven en lo más mínimo las históricas demandas mapuche.
Nos resulta claro, la total complacencia que muestra el Estado chileno frente a los procesos de inversión privados que tienen como objetivo definitivo la desaparición física e ideológica de las comunidades mapuche. Esto se expresa además, en su propia política de inversión pública, que generan las condiciones necesarias para favorecer las inversiones transnacionales.
En la actual administración del Estado se persiste en la mantención de la visión indigenista en el tratamiento y relación con los pueblos originarios, en donde el Estado asume un rol tutelar y asistencialista. En este marco la política social no es el resultado de una concepción humanitaria y justa hacia nuestro Pueblo, sino, más bien es una estrategia política que tiene como objetivo amortiguar el descontento que existe respecto de nuestra realidad como pueblo oprimido; así se entiende la política de Estado en materia de pueblos indígenas, cuyo principal discurso es la “integración y el desarrollo de los indígenas al país”.
Además, la postura del Estado en los conflictos territoriales es la de hacer respetar el “Estado de Derecho”, impulsando la represión a través de los desalojos, detenciones y medidas drásticas como, por ejemplo, la aplicación de la Ley de seguridad interior del Estado o la figura de asociación ilícita. Por otra parte, se persiste en la cooptación de dirigencial u organizacional a través de ofrecimientos políticos y económicos, alineándolos así a posturas institucionalizadas y por ende funcionales al sistema de dominación.
c.- El empresariado:
En primer lugar, resulta fundamental señalar que e empresariado involucrado en zonas de conflicto con nuestro pueblo es parte de la oligarquía histórica del Estado chileno. En el último tiempo, han estado comprometidos con ideologías de corte fascista y dentro de su concepción han definido aniquilar al Pueblo Nación Mapuche para mantener y aumentar sus intereses de clase dominante.
Una vez más, nuestro territorio representa para estos sectores oligárquicos y financieros la posibilidad de hacer negocios que les producen grandes ganancias. Los espacios territoriales que sustentan hoy la industria maderera y forestal han sido el principal botín de guerra de estos sectores, pasando a convertirse con ello en uno de los mayores productores de celulosa en el mundo: hoy sus empresas y producción global los sitúan en el quinto lugar a nivel mundial. Poseen inversiones forestales por sobre los dos millones de hectáreas y desarrollan un plan estratégico de inversión que contempla seis a siete millones de hectáreas como objetivo; proceso de inversión que afectará directamente el territorio ancestral mapuche. También el aprovechamiento de los recursos hídricos de las zonas cordilleranas ha pasado ha transformarse en un lucrativo negocio, ya que junto con la privatización de las empresas generadoras de energía se pretende transformar a este sector en uno de los pilares del modelo económico, posicionándolo incluso como un monopolio de la energía a nivel del continente sur.
A la par de estos procesos de inversión forestal y energética, tiene lugar en territorio mapuche una serie de otros proyectos de inversión privados y públicos, destacándose en el área del turismo, la minería y las infraestructuras viales.
En el actual período, los empresarios plantean que la inversión económica en territorio mapuche es fundamental para incrementar sus ganancias y aportar al crecimiento y desarrollo del país. Ven en los conflictos signos de inestabilidad social que alejaría las inversiones, sobretodo de extranjeros. En ese ámbito responsabilizan al Estado de la situación de los mapuche y a su vez le exigen la aplicación de cada vez mayores medidas represivas.
Esgrimen con fuerza el argumento de que se respeto el Estado de derecho» y el «Derecho a la propiedad» para que se dé el desarrollo del país y solicitan al Estado todas las medidas necesarias en ese sentido. Han dado al conflicto mapuche un carácter policial-criminal, situándose ellos, los empresarios al lado de la propiedad y de la legalidad, y los mapuche, del lado de la ilegalidad y de la violencia; argumentos que tienen como objetivo manejar comunicacionalmente el problema y obligar a la administración de gobierno y sus instituciones a operar en su favor. Intervienen directamente en los conflictos desarrollando líneas en forma paralela al Estado, creando para ello principalmente un aparataje represivo dirigido hacia los sectores movilizados del Pueblo Mapuche, a su vez aplican medidas asistencialistas hacia las comunidades; todo esto al margen de la misma institucionalidad a la que recuperen toda vez que ven amenazados sus intereses en las zonas de conflicto.
Entonces, por una parte, pretenden reforzar la seguridad de sus inversiones a través de sus propios aparatos de inteligencia y de un numeroso contingente de guardias, lo que muchas veces han incurrido en agresiones y amedrentamientos hacia las comunidades; acelerando a su vez las labores de tala de bosques a fin de asegurar las ganancias económicas. Por otra parte, han desarrollado algunos programas asistenciales de empleo, capacitación y becas de estudio, entre otros, que en el caso de la forestal Mininco S.A. se conoce como «plan de buena voluntad», todo ello con el fin de persuadir e inmovilizar a las comunidades en conflicto. También en el último tiempo están implementando una línea de cooptación hacia algunas comunidades o sectores de éstas, sobre la base de ofrecimientos económicos para que desarrollen actividades forestales en predios en conflicto, generando así un clima de confrontación en los que se vean envueltos los propios mapuche; dicha estrategia pretende enfrentar a las comunidades creando la división y la dispersión, aprovechándose de las necesidades y desesperanza d estas comunidades.
El empresariado mantendrá su línea intervencionista en los conflictos a través principalmente a través de la línea represiva y de una presión permanente hacia los poderes del Estado, en particular al ejecutivo y judicial, para que se reprima a las comunidades que le reivindiquen sus predios o afecten sus inversiones. Cabe destacar también el hecho de que en el último tiempo el empresariado en su conjunto a presionado directamente al ejecutivo, llegando a acuerdos políticos para la mantención de una política de desarrollo nacional en base al fortalecimiento de los procesos de inversión por ellos impulsados.
d.- La sociedad no Mapuche:
Apreciamos un mayor grado de conciencia acerca de nuestra realidad, lo que se ha traducido en una apoyo hacia nuestras reivindicaciones. Sin embargo, existen algunos sectores que presionan en términos de la unidad de los mapuche, desconociendo el proceso de desestructuración que ha operado sobre nuestro pueblo. En tanto que desde posiciones izquierdistas, algunos persisten en la idea de querer conducir nuestro movimiento, como ha sucedido en épocas anteriores. El apoyo de sectores no mapuche, ya sea nacional como internacional se debe suscribir a la defensa de los derechos humanos y de la autodeterminación de los pueblos, en los marcos de la solidaridad.
LOS PLANTEAMIENTOS POLÍTICOS ESTRATÉGICOS DE LA COORDINADORA ARAUCO MALLECO CAM
(Basado en el Documento Planteamientos políticos-estratégicos de la Coordinadora de comunidades en conflictos Arauco Malleco).
En primer lugar, la propuesta de la CAM no es una demanda a secas sino que es el resultado de un proceso vivo de confrontación de ideas y experiencias, que sólo ha sido posible al calor de las luchas de las comunidades en conflicto.
En el plano ORGANIZACIONAL nos definimos como un instrumento que tienen como objetivo avanzar en un proceso de acumulación de fuerzas, tanto en lo político ideológico como material, y configurar una organización representativa de nuestro Pueblo. Es por ello, que actualmente coordinamos a la mayoría de las comunidades en conflicto y nuestro quehacer político está centrado justamente en ellas.
La Coordinadora nunca ha pretendido arrogarse la conducción del movimiento mapuche, más bien hemos surgido como una necesidad cuando las diversas organizaciones e instituciones mapuche se restaron a un proceso de lucha que nacía desde las propias comunidades.
El logro más importante de la Coordinadora como organización ha sido el posicionamiento dentro del heterogéneo movimiento mapuche como un referente político más allá de las comunidades en conflicto.
Todo el quehacer de la Coordinadora se centra en las comunidades, cualquiera otra expresión en el ámbito urbano es considerado sólo como tareas de apoyo. La Coordinadora plantea, por lo tanto, que la participación de los mapuche urbanos en la organización se debe subordinar al mandato de las comunidades: con esto se quiere evitar, entre otros casos, que profesionales o intelectuales mapuche urbanos conduzcan el movimiento por lo que no se les asigna ningún estatus especial respecto de su condición y su rol es el mismo al de cualquier otro comunero.
Con respecto al financiamiento de la organización, la CAM ha planteado que no recibe ningún tipo de recursos ni nacional ni internacional, salvo pequeños aportes principalmente de las mismas comunidades. En este sentido hemos afirmado públicamente: » La Coordinadora no está en el negocio mapuche, no está en el congreso, no está en la Moneda, ni esta en las ONGs, sino en las comunidades, en la recuperación de tierras, en la reconstrucción de nuestro territorio histórico y la construcción del movimiento mapuche de liberación nacional».
En el PLANO POLÍTICO, la Coordinadora plantea, en el actual período desarrollar un proceso de acumulación de fuerzas que siente las bases para un fuerte mapuche en general. Es por ello que nuestra política está centrada en los procesos de movilización en torno a las recuperaciones de tierras y a ejercitar experiencias de control territorial en zonas de conflicto, fortaleciendo con ello la organización al interior de las comunidades organizadas.
En síntesis, nuestro planteamiento político-estratégico señala lo siguiente: «Planteamos en primer lugar, la resistencia mapuche al sistema capitalista y la oligarquía en nuestro territorio ancestral, el que se expresa a través de las inversiones forestales, hidroeléctricas, turísticas, etc. y, en segundo lugar, la reconstrucción del Pueblo Nación Mapuche a través de la conquista de espacios territoriales autónomos donde se ejerza poder mapuche, política y económicamente, y en donde se revitalicen todos los aspectos de nuestra cultura». El cumplimiento de ambos objetivos sentará las bases para el proceso de liberación nacional mapuche.
Para esto la política de la CAM en el actual período, se basa en ocupar en forma efectiva y permanente los predios en disputa, utilizando de paso los «recursos allí existentes, con el objetivo de paliar las necesidades básicas de las comunidades, lo que hemos denominado recuperaciones productivas». La tala de bosques exóticos y las siembras en predios en conflicto, no sólo han dado una solución concreta a las necesidades de las comunidades sino que además han emergido de ellas una nueva mentalidad y disposición anímica que va dejando atrás la desesperanza generando un espíritu de rebeldía y dignidad al ver los logros concretos obtenidos gracias, sólo a sus propias fuerzas.
En relación a lo anterior, hemos señalado «Para nosotros la reconstrucción del wall mapu tiene como eje y motor la recuperación de tierras, a través de estas se irán recuperando los espacios territoriales históricos y se fortalecerán las identidades territoriales. Sólo la recuperación del territorio nos dará la calidad de nación para reconstruir todos los demás aspectos de nuestra condición de pueblo. Sólo así se recupera la ñuke mapu, el newen, el kimun, nuestro raqiduam, la espiritualidad, la convivencia en armonía: se reafirma nuestra historia, nuestra cultura, nuestra identidad con idioma, tradiciones, valores, que reforzarán la conciencia de ser un pueblo, una nación con un pasado, presente, y futuro común».
En el PLANO IDEOLÓGICO, la Coordinadora no se adscribe a ninguna ideología en particular, sino más bien a la necesidad de reconstruir y desarrollar una base ideológica propia como mapuche, que tenga como base el pensamiento cosmovisionario ancestral, una interpretación histórica propia de las actuales condiciones objetivas y subjetivas del pueblo mapuche.
Nos definimos como una organización política antioligárquica y anticapitalista, puesto que dicho sistema se contrapone con los principios más elementales.
De la cosmovisión mapuche, como lo es el equilibrio y el respeto del hombre y del mundo, contrario a la depredación de la naturaleza y la explotación del hombre. Por último, por definiciones política e ideológicas recogemos con fuerza la idea de nación y la desarrollamos para una mayor confrontación con el Estado y el sistema. Por lo tanto, somos una organización nacionalitaria y revolucionaria.
Coordinadora Malleco Arauco. 2002
CEME – Centro de Estudios Miguel Enríquez – Archivo Chile