Hay razones por las cuales he dejado de escribir últimamente y una de ellas es quizás la
falta de perspectivas y de vínculos reales. Sé que la salida no es aislarse y dejar todo a la
suerte; sin embargo mi silencio dice mucho, dice que no estoy cómodo ni tranquilo, que
no me identifico con las dinámicas que existen y las formas de luchar y entender la vida.
Ahora bien, estas palabras no tienen la intención de ser un reproche, sino todo lo
contrario; intentar abrir posibilidades de comunicación…
Creo que la guerra que vivimos requiere de muchos esfuerzos y entre ellos está el intentar
construir nuestras vidas al margen de las costumbres y valores que adquirimos en esta
sociedad…
La cárcel está presente desde las zonas de segregación hasta los paseos por los parques
de las grandes ciudades, esto lo entiendo y es por eso que me he dedicado a vivir y a
luchar, en el lugar en el que me encuentro con múltiples factores que hacen la vida
enjaulado un tanto estresante.
Aunado a todo eso en días recientes me han notificado el cobro de una multa por parte de
la oficialía mayor con el monto de 35,650 pesos por alterar la normalidad ciudadana. Lo
que me deja un tanto fastidiado pues de no cubrirse ese monto tendría que permanecer lo
equivalente al monto en la prisión es decir 550 días más.
Las tensiones se recrudecen en la zona y la violencia es la única forma de desestresarse,
aunque aún no descubro la forma de trasformar esa violencia en organización.
Por último quiero decir que esto no es un llamado a la “solidaridad” conmigo sino un
simple panorama de mi situación actual que me ha llevado a escribir para no caer en la
desesperación.
Y por último seguir intentando reapropiarme de mi vida y arrebatársela a la maquinaria de
control.
Fernando Bárcenas
(1 de junio, 2017)